Salir del armario
Una visión reduccionista y empobrecedora de lo que significa «salir del armario» puede arrastrar consecuencias nefastas
«Salir del armario» es una expresión que, en lo que respecta a la sexualidad, hace referencia a dar a conocer a los otros y a una/o misma/o la propia orientación sexual.
A este tipo de acciones conviene otorgarles la seriedad que embisten y prever sus consecuencias individuales, especialmente en relación a la función o rol que tengas para un grupo dado.
En primer lugar, «salir del armario» es mucho más que comunicar una orientación sexual, dado que lo que anuncia es un cambio que afectará profundamente la vida emocional, sexual y social del anunciante. Contrariamente a lo que afirman los freudianos ortodoxos, hablamos de una orientación y no de una elección. Creemos que la orientación sexual no se elige aunque, a veces, se pueda optar por reprimirla o no.
La trascendencia de «salir del armario» es tal, que generalmente hay un antes y un después. El anuncio reformula los vínculos aún cuando no sean contactos íntimos.
Su potencial sexual, emocional y de compromiso se orienta hacia personas del mismo sexo o hacia ambos sexos, lo cual puede modificar substancialmente su plan de vida
La sexualidad no hace referencia únicamente a la atracción y a la funcionalidad orgánica, a «quien hace qué», sino también a la capacidad de amar. La mayoría de la gente tiene más capacidad de amar a una persona del sexo opuesto. Sin embargo, alguien que «sale del armario» anuncia que no pertenece a esa mayoría. Su potencial sexual, emocional y de compromiso se orienta hacia personas del mismo sexo o hacia ambos sexos, lo cual puede modificar substancialmente su plan de vida.
Social y laboralmente, las repercusiones de hacer pública la homo o bisexualidad suelen ser importantes y, en ocasiones, duras de sobrellevar. Esto es especialmente así en aquellas comunidades en las cuales ser gay o bisexual es una etiqueta con una fuerte carga negativa. Porque, digámoslo claramente, salir del armario muchas veces es ponerse una etiqueta social que no resulta favorecedora. Cuando tu entorno considera que la homosexualidad es una enfermedad, un pecado o un vicio, entonces asumir esa etiqueta puede representar una condena social.
La importancia del contacto con otros LGTB
En general es común que, una vez que se incorporen a un grupo de iguales, los gays, lesbianas y bisexuales encuentren que hay muchos más factores de peso que la orientación sexual a la hora de relacionarse. Pero ese conocimiento lo otorga la experiencia de conocer y de pertenecer. Es lo que se denomina la experiencia en el endogrupo.
Para alguien que no tiene relaciones con personas LGTB, los homosexuales suelen ser mucho más homogéneos, idénticos o parecidos que para quien conoce al grupo en profundidad. Es el beneficio del contacto directo.
Muchas veces esto implica que, desde un entorno escaso de referentes, hay una única forma de ser gay y habitualmente esa forma no es positiva, deseable ni saludable.
Cuando oímos frases como “los gays son…” ya sabemos que lo que pesa en esa afirmación es el etiquetado y no la unicidad del ser
Muchas personas que están en el armario o que tienen dificultades para sentirse cómodos con esa etiqueta, arrastran esas creencias sociales peyorativas sobre los homosexuales. Una de las consecuencias esperables para quien mantenga esas creencias es que difícilmente estará a gusto en la comunidad gay.
En cambio, para muchas lesbianas, gays y bisexuales que tienen suficiente conocimiento de su entorno y mantienen pocos prejuicios sobre el arco iris, hay tantas formas de ser como seres hay.
Cuando oímos frases como “los gays son…” ya sabemos que lo que pesa en esa afirmación es el etiquetado y no la unicidad del ser.
Por eso es tan complicado salir del armario, si tus seres queridos tienen una idea preconcebida de lo que es «ser maricón o bollera», entonces tendrás que lidiar con todas las dificultades sexuales, emocionales y relacionales propias tu orientación y las del etiquetado social. No hay un «modo seguro» de «salir del armario» que te exima de estas situaciones.
Ten en cuenta que dar a conocer tu orientación sexual minoritaria es, sobre todo, una revolución en el epicentro de tu identidad. Pero no estás solo/a, tu entono también tiene capacidad de reacción y, como suele pasar en muchas revoluciones, algunas caras conocidas no sobreviven al cambio.