Confianza
La confianza entre el usuario y el psicólogo es una herramienta elemental para el ejercicio de nuestra labor, eso significa que no podemos prescindir de ella. Es una confianza a dos bandas, una confianza mutua. Por ello, es preciso reconocer que, además de un principio, la confianza es un requerimiento imprescindible para un espacio terapéutico profesional.
Sabemos que no todos los profesionales de la salud mental brindan un buen servicio y que no todas las iniciativas serán válidas para tus necesidades, pero, aun así, nos resultará mucho más difícil ayudarte si no confías en nosotros.
Poder trabajar apoyándonos nos permite constituir un equipo desde la certeza de que ambos creemos mutuamente en nuestras capacidades de manera constante y permanente.
Constituir un equipo desde la certeza de que ambos creemos mutuamente en nuestras capacidades
En todo caso, la conclusión es la misma, es necesario dejar atrás el terreno de las suspicacias para crear una alianza entre terapeuta y usuario. De ahí la importancia de que cada uno plantee legítimamente sus opciones, expectativas y limitaciones desde el primer momento. Mantener ese canal comunicativo abierto en cada encuentro nos permitirá avanzar juntos, construir un mapa de la situación, entendernos.
Conviene que ambas partes tengan constancia de aquello que afecta directamente a la consecución de los objetivos. Si hay un indicio de que algo no va bien en la terapia, es idóneo verbalizar las dificultades tan pronto como surjan.
Bajo esta óptica, cada sesión representa, además de una inversión de tiempo y esfuerzo considerable, una oportunidad de renovar la voluntad mutua de cooperación. Sin una cuota razonable de confianza, trabajar juntos se hará más cuesta arriba.
No nos referimos a una confianza ciega, ingenua, sino a una confianza acompañada de una consciencia sobre los procesos y procedimientos que se llevan a cabo.
La confianza es elemental para la cooperación y nos posibilita el compromiso.