Mi pareja me produce rechazo
Aunque es habitual que el deseo sexual mengüe en parejas de larga duración, el rechazo es un componente totalmente distinto. Su carácter reactivo remite a una sensación de desagrado que, aunque pueda maquillarse, nos señala algo que muchas veces preferimos no decirnos
Rechazar a tu pareja es una situación dramática y, en algún punto, extrema. En teoría, la pareja es la persona más próxima y sentir el impulso de alejarla -o alejarte- atenta contra la estabilidad del vínculo. Sin embargo, la sensación rechazo puede ser temporal. Es importante distinguir si lo que te causa rechazo es el contacto físico o la mera presencia del otro y conocer sí esto ya te había ocurrido con anterioridad.
Otra pregunta es cómo llegaste hasta aquí, es decir, qué cambió. Para ello, conviene analizar tres esferas estrechamente vinculadas: tu pareja, la relación y tú. A veces, el rechazo es la consecuencia de un enojo o una decepción puntual. Bajo esta coyuntura, conviene focalizarse en estas otras emociones.
Cuando la existencia del otro en nuestra vida se transforma en un bien devaluado, a veces sobreviene el rechazo como una reacción incompatible con una convivencia pacífica y armónica
A partir de aquí, cada persona es un mundo, pero vamos a intentar simplificar algunas de las opciones convencionales disponibles para los casos en los que el rechazo es el eje del problema. Lo que queremos saber es qué puede hacerse. Nosotros te ofrecemos tres opciones continuistas y la cuarta, evidentemente, pasa por la ruptura. Muchas veces no hay una solución fácil y todas pueden acarrear un nivel de estrés emocional importante.
Cuando la existencia del otro en nuestra vida se transforma en un bien devaluado, a veces sobreviene el rechazo como una reacción incompatible con una convivencia pacífica y armónica ¿Cómo salir del atolladero?
El rol vacío
Continuar o, más bien, ir tirando: el rol vacío. Esta opción es digna de aquellas personas que eligen no elegir. No decidir es una estrategia respetable, especialmente cuando no podamos ser resolutivos. En estos casos, generalmente no se comunica abiertamente al otro la sensación de rechazo o, si se hace, luego no se actúa en consecuencia.
Darle continuidad a ser pareja sin serlo tiene beneficios, especialmente orientados de cara a los demás. Así, hijos, parientes, amigos y colegas todos siguen viendo un mismo status quo: en pareja. Sin embargo, también puede tener consecuencias nefastas: el deterioro psicológico, emocional y relacional en la convivencia.
Amor sociable
La trabajosa opción de continuar con la pareja pero planteando restructuraciones hacia nuevas formas de amor. Según la teoría triangular del amor, que también hemos mencionado en este artículo, existe un amor sin pasión, en el que mantener la intimidad y el compromiso; es un «amor sociable», un cariño sin deseo sexual ni físico. Pero para llegar a este punto, hay que mantener la comunicación viva y ser capaces de afrontar la situación honestamente. La dificultad de abrazar esta solución radica en que aquí no hablamos únicamente del fin de la pasión o del sexo, sino de rechazo.
Continuar como amigos
Continuar como amigos. Es todo un clásico adolescente, ¿verdad? La transición de una pareja a una amistad es un camino en el que puede haber muchos desencuentros y decepciones. Especialmente si el rechazo no es mutuo y tu pareja sigue guardando deseos sexuales sobre ti. Hay que admitir que una amistad no se construye únicamente por descarte. Las emociones positivas y las cosas en común que constituyen la base para alzar una amistad, no siempre están presentes entre los restos que quedan de una pareja.
Romper
«Romper», una sola palabra y una acción tan compleja. El apego es el principal obstáculo para romper una pareja. El apego es la fortaleza del vínculo emocional, familiar, material… las múltiples maneras de estar unidos que dificultan -y hasta imposibilitan- la ruptura. En los casos en los cuales existe rechazo y apego por la pareja, esta ambivalencia suele ser corrosiva. Entre el «quiero y no quiero», el tiempo puede pasar y la pareja pervive sin pasión pero con otros motores y otros motivos. Si rompemos nos liberamos del rechazo pero pasamos a un nuevo estatus, «divorciados» antes que «solteros».
Hasta aquí hemos estado hablando del rechazo a tu pareja centrados en la relación, pero es hora de entender que tú también puedes querer vivir sin esta sensación o volver a desear a alguien. Así que lo siguiente a considerar es: ¿tú qué quieres?