Los secretos del sexo anal
Trece años más tarde, aprovechamos el espacio de HoyPsicólogo para reeditar «Los secretos del sexo anal». Un artículo que ha superado los 280.000 lectores.
Hablamos de sexo anal, porque el ano, el recto y el colon son universales, todos nacemos con uno independientemente de nuestro género y nuestras características personales.
De niños, incluso ya de bebés, nos enseñan que el ano es la puerta donde todo lo que sale es impuro y guarro. La zona que «no se toca» y que, más adelante, no se dejará tocar. Estas prohibiciones tempranas condenan cualquier tentativa de explorar y experimentar analmente. Pero el sexo anal receptivo ofrece múltiples beneficios: no existe riesgo de embarazo, te permite conocer mejor tu cuerpo y puede conducir al hombre al orgasmo sin necesidad de otra estimulación; no por nada al eyacular el hombre tiene contracciones anales intensas.
Hablamos de sexo anal para aquellos que ya conocen el ABC del sexo, para los que se atreven con algo más que la postura del misionero; sabiendo que el sexo anal goza de una pésima publicidad -«¡que te den por culo!»- y un largo prontuario de condenas sociales. Por ello, es posible que esta temática no sea apta para cardíacos y, si todavía vas al instituto, recomendamos que leas esto en compañía de un adulto -que no esté interesado en meterte mano-. Para todo el resto, sólo un consejo: relájate y goza. Y si tienes más preguntas, dudas o inquietudes, déjate oír.
«El sexo anal es malo y pervertido, porque el ano es un orificio de salida».
No. En realidad, el sexo anal, como el vaginal y el oral, es un contacto sexual intenso e íntimo que puede surgir entre dos personas que se respetan y aprecian. No es indigno, no es pervertido. Si lo haces con pasión y delicadeza, es otra forma de dar amor.
No existen «orificios de salida» en el cuerpo humano, sino funciones. Tu recto y tu anillo anal están preparados para ser penetrados, en tanto y cuanto tu compañera/o te eche una mano a la hora de dilatar y lubricar. Estarás lista/o para experimentarlo siempre que no sea próximo a tu hora de evacuar. Pero eso también te ocurre con tu vagina/pene, nadie iniciaría una relación sexual con la vagina reseca ni cuando tenga unas ganas irrefrenables de orinar.
«El sexo anal es cosa de maricones».
No. Las prácticas sexuales no son exclusivas de nadie, ni se deben asociar a ningún grupo. Ni el sexo anal es para los homosexuales, ni los vibradores son para las «zorras». El sexo es para los adultos que se atreven a interrelacionarse, el «cómo» lo elige cada pareja o grupo.
«¿Por qué los homosexuales tienen sexo anal?»
Por la misma razón por la que los heterosexuales pueden tener sexo vaginal. Porque un contacto sexual que incluye penetración pude vivirse como más intenso y placentero.
«¿Por qué es placentero tener sexo anal receptivo?»
La zona ano-rectal tiene muchas terminaciones nerviosas, como sabrás es muy sensible y delicada, así como es un punto de masaje para las paredes vaginales, también es el camino que conduce a la próstata del varón. Exceptuando el glande y el prepucio, no hay zonas en el cuerpo del hombre que escondan tantas sensaciones placenteras como la próstata.
«¿El sexo anal receptivo siempre duele?»
No. Si el sexo anal receptivo te resulta doloroso, está «mal hecho» y tu cuerpo te está enviando una advertencia de que debes detenerte. El ano y el recto son partes muy delicadas de tu anatomía y, como todo tu cuerpo, debes aprender a interpretar sus señales a la hora de compartirlo en una relación sexual.
«¿Los hombres gays se pasan todo el día practicando sexo anal?»
No. Los estudios calculan que aproximadamente un 80% de las relaciones homosexuales masculinas son orales o masturbatorias. O sea, que la penetración anal se reserva para cuando puedes y quieres tenerla. Básicamente porque el sexo anal requiere, entre otras cosas, confianza y complicidad.
«¿Qué requiere practicar el sexo anal?»
Además de una buena higiene, necesitarás una buena cantidad de lubricante y un condón. Elige un lugar íntimo; una compañera/o comunicativa/o, sin tabúes, que te inspire confianza; y, sobre todo, el momento adecuado, lejos de la hora en la que vas a defecar y sin apuros, para disfrutar el momento.
«¿Qué tipo de lubricantes tengo que usar?»
Elige lubricantes de base acuosa que no sean mentolados ni aceitosos. Nunca uses cremas de mano ni productos que contengan alcohol. La vaselina y otro tipo de aceites pueden dañar el látex del condón y romperlo.
«¿Puedo lubricar a mi pareja con saliva?»
Sí, ¡pero no únicamente con saliva! La saliva se seca rápidamente y, aunque incluya mucosidades, no es un lubricante eficaz.
«¿Y si se me rompe el condón? ¿Hay tipos de condones especiales para practicarlo?»
Sí, existen condones extra-strong, muy resistentes. Si no los consigues, al menos no utilices condones súper finos ni con texturas. Comprueba en el acto sexual que el condón no se deslice ni se rompa. Puedes incluirlo como parte del juego sexual y tu compañera/o puede echarte una mano en ello. De romperse, comunícaselo y reemplázalo por otro nuevo. Puede ser la hora de la Profilaxis Post Exposición (PEP).
«¿Puedo pasar de una penetración anal a una vaginal u oral?»
No es recomendable. Por lo general, aun cuando retires el condón, el sabor a látex puede resultar desagradable.
Puede ocurrir que el condón no salga «limpio», pero aun cuando sí lo haga, ten en cuenta que trasladar los gérmenes que viven en un recto a la boca o a la vagina puede exponerte a padecer infecciones.
«¡El sexo anal es muy sucio!»
Haciendo uso de unas pocas medidas, el sexo anal es limpio y placentero. Así como las mujeres suelen pasar al lavabo antes de tener sexo, es una buena idea que los hombres también lo hagan. Una vez allí, la limpieza de rigor de los genitales ha de ir acompañada de una lavativa o pequeño enema. Es conveniente que los dos limpien su recto si van a explorarlo. Para ello podrás usar una jeringa de capacidad media o un enema, cargarla con agua tibia y limpia, introducirla en el ano y, una vez expulsada, lavar cuidadosamente la zona. No te excedas en la cantidad y asegúrate de expulsarla completamente.
No es tan difícil como parece y no será tan inusual una vez que lo hayas incorporado a tu vida. Además, si cuidas la esterilidad de los materiales que usas, ¡será muy beneficioso para tu cuerpo!
«Nunca debes correrte adentro en el sexo anal sin preservativo».
El sexo anal «a pelo» o bareback -sin condón- te expone al VIH y al VPH, entre otras enfermedades de trasmisión sexual. Por ello es importante utilizar siempre condón desde el inicio de la relación sexual, en cada encuentro sexual. En tríos o grupos, debes asegurarte de cambiar el condón al iniciar cada contacto anal. El sexo anal practicado sin preservativo es una de las actividades de alto riesgo de trasmisión del VIH y VPH.
«En el sexo anal gay, el activo tiene menos riesgo que el receptivo de pillar HIV».
Sí, pero es una ruleta rusa. Si es tu pene el que se introduce en el recto de tu pareja sexual, recuerda que la uretra -el «tubo» por donde sale el pis- puede absorber el virus y la piel fina del glande puede padecer pequeñas heridas, muchas de ellas no visibles, por las que se filtre el virus. ¡En una penetración anal accedes a un paraíso de terminaciones nerviosas, venas y arterias!
«¿Qué es ser pasivo y que es ser activo en el sexo?»
Algunos hombres adquieren roles sexuales a la hora de practicar sexo anal, así como las mujeres pueden adquirirlos en el sexo vaginal y ser clitorianas o vaginales. De modo que los hombres que prefieren penetrar son «activos» y los que prefieren ser penetrados son «pasivos».
No está claro por qué existe esta diferencia. Más allá de los gustos y las preferencias, muchos hombres que se definen activos pueden sentir rechazo hacia sexo anal receptivo y viceversa.
También hay personas «versátiles» y otros que no tienen un rol definido más allá de sus apetencias.
«¿Los gays masculinos son activos y los femeninos son pasivos?»
No, no es así. Muchos gays que practican sexo anal activo se sienten menos cuestionados y más «machos» que los receptivos. Eso sucede porque se trazan equívocos paralelismos entre las relaciones hombre-mujer y hombre-hombre y sostienen que el compañero pasivo actúa en el sexo «como una mujer».
En realidad, es absurdo cuestionar la masculinidad de los hombres por su rol sexual. Hay hombres muy afeminados que no son pasivos y que ni siquiera son homosexuales. Así, los gustos de los gays son independientes de su apariencia.
«¿Si me penetraron significa que ya soy pasivo?»
Si eres pasivo no querrás penetrar, sino ser penetrado. En cambio, puedes tener una experiencia de sexo anal receptivo sin que eso signifique que eres pasivo, tal vez ni siquiera tienes un rol definido. Muchos individuos sexualmente activos permitirán excepciones en sus relaciones sexuales.
«Hay gente que no puede tener sexo anal receptivo porque “está cerrada”».
Inicialmente, el ano suele «estar cerrado», que esta situación cambie dependerá del estímulo, del deseo y de la situación en la que se encuentre el individuo.
Una dilatación anal es un paso inicial hacia una relación sexual placentera. El tiempo que necesites nunca será demasiado.
«¿Qué es la dilatación anal?»
Los músculos que forman el esfínter anal no cederán y abrirán tu ano siempre que quieras. Puede que tengas muchas ganas de experimentar, pero tu mente te juegue una mala pasada. Muchos hombres conocen esa situación porque no siempre que quieren consiguen tener una erección.
Así funciona el cuerpo, que tu ano esté listo para que le introduzcas un dedo -o algo aún más grande- puede llevarte varios minutos, no lo busques intentándolo, sino deseándolo. No olvides que el motor del sexo es tu mente.
«¿Hay que usar guantes para dilatar?»
Sería ideal hacerlo, pero si te parece demasiado, lávate las manos con jabón y cuida que tus uñas estén muy cortas, luego procura embadurnar tus dedos con una cantidad generosa de lubricante. Lo dicho anteriormente es muy importante, unas uñas largas dañarán la mucosa anal y provocarán heridas en el colon. ¡Nada de uñas largas por allí dentro!
«¿Es mejor depilarse la zona alrededor del ano al tener sexo receptivo?»
Algunas personas pueden sufrir tirones por tener alrededor del ano un vello muy espeso y largo, nada que una buena cantidad de lubricante no pueda solucionar. Si te parece conveniente, recórtalo un poco.
«¿Si me gusta que me follen, me gustará el fisting?»
No necesariamente. El fisting, que te introduzcan un puño por el orificio anal, es una actividad completamente diferente a la cópula anal.
Muchas mujeres disfrutan al ser penetradas vaginalmente, incluso con consoladores, pero no accederán a que les introduzcas un puño, resistencia totalmente comprensible.
«¿Si tengo mucho sexo anal, de mayor usaré pañales?»
No, más bien lo contrario. Al ser penetrada/o ejercitarás el músculo elevador del ano, vigorizándolo. Aquello te permitirá que, de mayor, tú cuentes con algunas ventajas respecto a tus compañeros de asiento en la plaza.
«¿Es verdad que si tienes mucho sexo anal después te tienen que cerrar el ano con rayo láser?»
No. La cirugía por rayo láser suele aplicarse para eliminar células cancerosas a través de incisiones en el tejido. Hay tipos de VPH que pueden trasmitirse a través del sexo anal y provocan displasias y, eventualmente, cáncer. Por ello es importante que no hagas excepciones y siempre utilices condones.
«La primera vez que te follen te pasarás todo el día sangrando por el culo».
No, una hematoquezia o pérdida de sangre significativa por el ano es una buena razón para acudir inmediatamente a urgencias. Si te duele durante la penetración o sangras un poco, debes detener el acto inmediatamente.
Normalmente, si has mantenido relaciones sexuales receptivas, luego y sólo por unas horas, tendrás una sensación nueva que puede parecerte extraña, pero que no es dolorosa, en la que tendrás conciencia sensorial de tu recto. ¡Cualquier mujer o hombre que haya tenido sexo receptivo reconoce que las primeras veces no suelen ser las mejores!
«Algunos tíos tienen fisuras en el culo de tanto follar».
Nadie tiene fisuras rectales por practicar frecuentemente sexo anal, sino por violentar su fisonomía.
Introducirse vaginal o analmente objetos considerables sin dilatación, excitación previa ni lubricante nunca es recomendable. Chi va piano, va lontano.
«En el sexo anal el tamaño sí importa, por eso los gays se fijan tanto».
No hace falta ser homosexual para obsesionarse por el tamaño del pene, es una consulta recurrente con la que los hombres heterosexuales invaden las columnas de los sexólogos.
Fisiológicamente, el recto es mucho más fibroso y menos elástico que la vagina. Además, aproximadamente a los 15 o 17 centímetros de profundidad se conecta con el colon sigmoide, trazando una curva. Es decir, existe un límite en la profundidad del recto por el que, más allá de él, la penetración puede resultar intrusiva y dolorosa. Pero esta última consideración difícilmente se relacione con las obsesiones masculinas por el tamaño del pene.
«¿Practicar sexo anal es tan monótono como se ve en las pelis porno?»
En las películas porno la penetración anal es poco más que un bombeo constante y frenético. En la práctica puede ser mucho más pausado, suave y pasional.
La pareja sexual puede mirarse a los ojos -si descartas la postura del perrito-. Puede ayudar introducir repetidamente los dedos y/o el glande sin intentar efectuar una penetración profunda de buenas a primeras. También es preferible que ambos recuerden que las piernas no son de goma y busquen alternativas más cómodas y más románticas. Haberlas, las hay y el sexo es un encuentro que te posibilita innovar, descubrir y conocer el cuerpo propio y ajeno.
«¿Cómo penetrar sin que aquello parezca una intervención quirúrgica?»
Elimina esas frases tipo «¡Déjame a mí!» y «¡Espera, espera! ¡Aguanta, aguanta!» por una actitud más comunicativa, tierna y romántica. La cama es el lugar donde las cosas se hacen de mutuo acuerdo, donde tú intentas complacer y la otra persona busca complacerte. Olvídate de los imperativos y deja que, si la experiencia de tu compañera/o así lo permite, quién sea penetrado controle la penetración en un primer momento.
Una vez que ella/él se sientan cómodos contigo allí dentro, propón con ternura y picardía variables y juegos que ambos disfruten.
«¿Puedo tener sexo anal receptivo bajo el agua?»
En un principio sí, sobre todo si el agua está tibia y limpia. Prefiere siempre la bañera a la orilla del mar, porque el agua marina con toda su alta salinidad, irritará el recto.
«He visto en pelis porno escenas de doble penetración anal ¿es eso posible?»
Sí, pero es incómoda y no es para principiantes. Muchas fantasías son maravillosas como tales, pero las encontrarás frustrantes y hasta nefastas en el mundo real. Siempre resérvate alguna y cuando intentes realizarlas, recuerda que el sentido del humor es más importante que la voluntad.
«Una mujer embarazada no puede tener sexo anal».
En este ítem no hay consenso porque durante el embarazo las modificaciones corporales hacen que la zona rectal sea más venosa. Generalmente las embarazadas pasan largos períodos de estreñimiento, lo cual no es una invitación al sexo anal, pero en lo que respecta al feto, no existe riesgo ni para él ni para la mamá. De hecho, muchas embarazadas prefieren el sexo anal al vaginal porque les resulta una postura más llevadera.
«¿Es peligroso tener sexo anal estando colocado o ebrio?»
Depende del estado de inhibición que hayas alcanzado y la sustancia que lo propicie. Ten en cuenta que si pierdes sensibilidad por efecto de una sustancia, puedes encontrarte con que no tengas consciencia del daño que te causen hasta que pasen los efectos de la intoxicación.
«Si tengo almorranas (hemorroides) ¿puedo practicar sexo anal receptivo?»
Inicialmente sí, pero dependerá del grado de las mismas. Consulta a un proctólogo si notas -y ves- que son prominentes o de gravedad. Alguna gente que padece hemorroides de segundo grado comenta que el sexo anal les beneficia, pero es un buen proctólogo quien tiene la palabra final, así que antes de experimentar pásate por su consultorio.
«Mi novio me pide que, antes de correrse, le introduzca un dedo. ¿Es eso normal en un heterosexual?»
Tu novio ha descubierto que tiene una próstata y ha reemplazado sus prejuicios por sus ganas de disfrutar, ¡felicítalo! Claro que es normal. Que explore su recto y que quiera que su novia participe de la experiencia no lo cataloga como homosexual, ¡más bien todo lo contrario!
«Mi novia no accede a practicar sexo anal receptivo, ¿qué puedo hacer?»
Primero, acéptalo, porque el rechazo es hermano de la insistencia. Segundo, intenta darle información y tiempo. Habla de tus fantasías anales en primera persona y demuéstrale que tú también estás abierto a experimentar. Ya lo decía el Dr. Lecter: «Quid pro quo, Clarice».
«No he tenido mucho sexo anal, pero las pocas veces que lo tuve no me gustó».
¿Has tenido un/a compañera/o sexual comprensiva/o? ¿Habéis hecho las cosas con calma y lubricante? ¿Te has sentido cómoda/o? ¿Qué fue lo que no te gustó de la experiencia?
Es lógico que, en el sexo, se descarte todo aquello que no produce placer, pero a veces llegar a lo bueno requiere paciencia y un largo recorrido.
Si te apetece, retoma el sexo anal masturbatorio, como un masaje interno y no necesitarás la asistencia de nadie para dar ese pequeño paso.
«Me da miedo experimentar en solitario, ¿qué pasa si me gusta?»
Casi todos nos preocupamos por mantener nuestros límites, por no desmadrarnos, dado que sabemos que suelen ser saludables. Poca gente se sentiría cómoda encarnando a Leopold von Sacher-Masoch en su comunidad. Pero el hecho de que disfrutes de tus experiencias anales no te hace un/una depravado/a, sólo significa que has ido más allá de las convenciones sociales, hasta conseguir ampliar tus opciones de placer. Nada de lo que debieras estar avergonzada/o.
«El uso de juguetes sexuales en las prácticas anales y masturbatorias es un vicio».
No, ¡eliminemos la palabra «vicio» de nuestro vocabulario! Los accesorios no son un vicio ni generan adicción de por sí. Dependerá de cómo y cuánto los uses. Masturbarte y estimularte pueden incidir favorablemente en tu autoestima y autoconcepto, sobre todo si lo haces con todo tu cuerpo, como una caricia.
«Un vibrador es sólo para las mujeres y nunca debes introducirlo en el ano».
No, un vibrador es un juguete para adultos de ambos sexos, una vez que leas atentamente sus indicaciones y recomendaciones, sólo debes dejar que tu imaginación haga el resto. Si acabas introduciéndolo en el ano, cuida que esté impecable y lubricado. Asegúrate que tienes el control para expulsarlo. Disfruta de esos momentos íntimos seas hombre, mujer, no binario, etc.
«¿Los juguetes sexuales se pueden compartir?»
Sí, sólo tienes que prestar mucha atención a la higiene y utilizar un condón distinto por turno e invitado/a. Conviene tener mucho lubricante y muchos condones, por más que sólo se haga en pareja y nunca hacer las cosas sin sensibilidad y respeto.